jueves, 22 de septiembre de 2011

Síguenos.... ¿Para qué?

Hemos sido fieles al efecto llamada, tal y como pasó a la hora de meterse en Facebook  y ahora todas nuestras viejas páginas webs han sido remozadas con la ensalada de logos de lo más granado de la Social Media. Entre una cosa y la otra, también se invirtió en SEO buscando el ansiado posicionamiento, pero de esto no va la cosa.


Y así, del “Me gusta” hemos pasado al “Síguenos en”, y aquellos sitios estáticos han pasado a la historia, así los más rezagados pueden ahora coger unas plantillas y montarse su web por cuatro perras, ¡que digo! ¡¡gratis!! ... como para no ver por casualidad el spot TV de la gente de 1and1 (guananguan).... pero a esto le daremos de comer aparte.
Bueno, pues ya está, ya te sigo en Twitter, en Facebook, en tu canal de YouTube y en la madre que parió a Paneque.... ¿y ahora qué? ¡Ah! ¡Ni idea! Pero aquí estamos nosotros, como los demás, que no vamos a ser menos y encima esto casi sale gratis, y no como aquello del SEO, que cobran un pastizal y luego ni me veo en las búsquedas....

Engánchate a la red! Escucha la red! Los gurús de la Social Media, que por cierto brotan como hongos, coinciden unánimemente en estos radiofaros... por algo será ¿no? De momento son ellos los que están haciendo el Agosto, pero me imagino que luego nos tocará a los demás ¿no?.
Este escenario, medio en broma, medio en serio, debe estar presente en muchas Pymes y en otras empresas de mayor tamaño. Son las consecuencias de la disparidad de velocidades con las que se mueven, la evolución tecnológica aplicada al mundo de los negocios virtuales por una parte, y la de gestión del cambio en las organizaciones, por la otra.
Lo que si parece claro, es que los negocios B2C, que tienen al consumidor final en su punto de mira; la Social Media, bien gestionada, representa un arma eficaz para la consecución de sus objetivos empresariales, mientras que, en los negocios B2B, hay que prestar especial atención al “Síguenos en”, no está nada claro en muchos sectores.
Antes del fenómeno de estos canales, los portales y los sitios webs mantenían a su posibles visitantes informados a través de sus módulos de noticias, agenda y demás. Esto se llevaba sin problemas, usualmente, a través de la persona responsable de la comunicación y/o el marketing. El “Síguenos en” puede parecer lo mismo, pero no es así y, por tanto, la persona encargada de aquellos menesteres puede que ya no se defienda tan bien en estas lides.
No, no, tranquilo, que no estamos hablando necesariamente de un Community Manager, puede que si, pero puede que no, que estos profesionales están, como su rótulo muy bien nos indica, para gestionar y manejar “comunidades”. Aquí, lo inteligente es no extender el término a cualquier conjunto de elementos, sean empresas o personas.
Lo fundamental aquí es realizar una profunda reflexión sobre la pregunta que nos hacemos en el título de este post. ¿Para que exactamente queremos que nos sigan? ¿Quienes queremos que nos sigan? ¿Que vamos a aportar realmente a quienes nos sigan? Y, a continuación, ponernos en el lugar de un seguidor tipo, y contemplar que valor estamos dando con tal seguimiento.
Está claro que todos los caminos conducen a Roma, y que en la amplia mayoría, la intención que subyace en todo este esfuerzo de difusión permanente es, simple y llanamente: vender y fidelizar. “Enamorar al cliente”, otra frase de moda surgida de las declaraciones de un alto ejecutivo de HP que ha pasado a engrosar la lista de mensajes sugerentes de cualquier profesional de la Social Media que se precie. Que bonito queda traer el sentimiento humano de mayor importancia al frescor de los negocios.
Esto me ha traído a la memoria una slide de una presentación de un influenciador en el ámbito del Social Marketing, en el que aparecía un bebé dentro de una bolsa en la que se leía “Nacido para Comprar”. Otro de los mayores valores llevado al extremo.
Es muy importante considerar que si los vaticinios llegaran a cumplirse, no lograr integrar estos canales en los modelos operativos de las empresas podrá suponer el final de un camino. Como podemos comprobar, el sector TIC brilla últimamente por un tremendismo singular. Si no te ven en Google estás muerto. Si no usas los canales Social Media estás muerto. Si no te pasas a la nube, estás muerto. Luego que nadie se queje de que han sido avisados ¿con tiempo?
Definitivamente hay que probar, pero probar con convicción absoluta, aunque esta sea forzada, sobre todo desde la cúspide de la pirámide organizativa, que debe abanderar la Social Media y el 2.0 (y el 3.0) con todas sus fuerzas. Pero, ojo, que la gratuidad aparente y la facilidad que transmite, no nos confundan. Si alguna vez ha necesitado de verdad el asesoramiento externo, e invertir en ello, sin duda, es ahora.
Y vayan con cuidado con las métricas de la experiencia, algunos van por ahí pregonando años de experiencia superiores a las apariciones de herramientas y tecnologías, así como que aquí, desgraciadamente, se cumple el hecho de que un éxito pasado no implica otro futuro. Mucha suerte y que sus seguidores saquen el máximo provecho de hacerlo.

jueves, 5 de mayo de 2011

Mejorando somos increíbles



Si nos pusiéramos a pensar, por un momento, en tecnologías web 2.0 y en todo lo que solemos incluir bajo el concepto de Social Media, es muy posible que obtengamos una profusión de elementos en forma de aplicaciones y herramientas. Algunos, como Brian Solis, hicieron la intentona de estructurarlas y organizarlas, (en su recientemente renovada Conversation Prism ) pero, aunque el esfuerzo le fue recompensado con creces a Brian, no podemos por menos que concluir, que cualquier agrupación al respecto está producida a partir de criterios particulares y de enfoques específicos.


Sin embargo, si nos vamos a la esencia, si observamos de forma purista el proceso lógico de cada uno de ellos, y son muchos, podemos aislar algunos modelos concretos, tal como este: alguien escribe algo, y los que lo leen pueden, si lo desean, escribir algo sobre ello a continuación, y así sucesivamente. Es la conversación.
El origen de todo esto: el chat. Si por chat recogemos el concepto de mensajería instantánea IM, nos vamos a un par de décadas antes de Internet, porque a mediados de los 60‘s ya se producían en local, y en los 70‘s vía protocolos P2P o vía servidor tipo IRC.  Y ya en los 80‘s Compuserve (CB Simulator), Commodore (OLM - Online Messages) y America Online (AOL Instant Message) actuaron como precursores de esta tecnología.
El chat como modo de conversación en línea, tu escribes algo a alguien y este te responde, quedando la cadena de textos que se intercambian en modo secuencia. Esto es de aplicación, a cualquier tipo de chat, de los más antiguos a los más modernos.

¿Y que si hablamos de un foro? Alguien crea un tema de debate, escribe su texto y a continuación aquellos que lo deseen pueden responder, añadir, puntualizar, etc. La única diferencia con el chat es la temporalidad de lo que se escribe. Aunque esto es relativo, ya que en servicios como Skype uno puede acceder al histórico de chats mantenidos con otro usuario.
¿Y que es realmente un blog? Tres cuartos de lo mismo. Alguien escribe algo, normalmente más extenso, y a continuación aquellos que lo deseen pueden comentar, inquirir, etc.

¿Y que si hablamos de microblogging? Pues lo mismo que todo lo anterior, solo que en este caso tienes restringido el número de caracteres a la hora de escribir. P.e. Twitter.
Todo esto es una obviedad, naturalmente, ya que el pilar fundamental de todas estas herramientas, es la comunicación, aquel modelo de base de partida en secuencia: emisor-mensaje-receptor, y la aplicación, en cada caso, del concepto de interactividad. Ya que, para el resto, siempre nos quedará el email.
En esto, como en casi todo, son las prestaciones las que nos dejan marcar diferencias, sin duda. Somos unos cracks mejorando las cosas, y no digamos copiando, los chinos lo suelen hacer muy bien, pero quizás no somos tan buenos creando procesos o sistemas completamente nuevos e innovadores, o si.
Hay que salvar del concepto de mejora continua sobre el chat a la Wiki, como innovación creativa en el ámbito 2.0 y, en su conjunto, a los elementos que ofrecen funcionalidades de trabajo en grupo.
En otra agrupación por proceso tenemos, casi tan antiguo como la conversación en red, el de la función escaparate, es decir, yo quiero enseñar algo y que la gente lo vea. Algo más reconocido como la publicación. La lógica de este proceso es simplemente “mostrar”. Y para enseñar ya nos traemos todos los componentes multimedia que hemos sido capaces de digitalizar.
Esta función es la que tuvo más despliegue en internet, desde el momento en el que la red se popularizó. Aún hoy, el mayor porcentaje de webs colgadas en internet solo hacen eso: publicar contenidos. Después han crecido como hongos los escaparates para ver vídeos (p.e. YouTube), para ver fotos (p.e. Flickr), para ver presentaciones (Slideshare), y muchas más.
Y si a esto que muestro en modo escaparate, le añado debajo algo de conversación, para que la gente pueda opinar sobre lo que se enseña y demás, pues eso, nos encontramos complementando la publicación con la comunicación, y si además hacemos un mix, de forma que a la vez que escribo algo puedo publicar una foto, incrustar un vídeo, mandarte a que veas algo a través de un enlace, y luego alguien contesta y también puede hacer estas acciones, y luego otro,... basta con elevar el grado de relación entre estos que se “hablan” haciéndolos “amigos” y ya tenemos ¡un muro de una red social!

Simplificaciones aparte, el entorno 2.0 nos aporta otra serie de procesos y avances muy significativos, y solo hemos pretendido trazar una línea troncal que permita diferenciar la mejora de la creatividad. Por lo que, en consideración a ello, si olvidamos alguna innovación importante que, perteneciendo a este ámbito, no pueda ser encuadrada en la lógica de los procesos mencionadas, que lo añada a continuación para tenerlo en consideración, y aprender en consecuencia.
En ningún caso se pretende minimizar el tremendo mérito y el gran avance que supone todas las mejoras que día a día nos llegan en este ámbito, para nada; ha sido un ejercicio de mera racionalización.

viernes, 4 de marzo de 2011

2011: EL AÑO DEL ENGANCHE

 Y es que parece como si la crisis le estuviera dando alas a las Redes Sociales, si 2010 fue realmente el año del despegue social, este 2011 va camino de ser recordado como el año del enganche. Aplicación literal del término “engage” de uso común en el ámbito de la social media y que coincide con el último libro publicado por Brian Solis.
Pasamos ya de 600 millones de feisbukeros, lo cual, sin dejar de causarnos mareos, si denota que la curva, aún ascendente, comienza a reducir los ratios diarios de altas de nuevos usuarios, es lo normal, ya que, cada día queda menos gente por “entrar” en la comunidad de Facebook procedente de los que llamamos países “desarrollados”. Hasta mi madre está en Facebook. No obstante, países como China, Rusia o Brasil pueden, incluso, aumentar el ratio, y encontrarnos con la sorpresa de llegar a 1.000 millones de usuarios en FB. Que pasada.
¿Y que podemos decir de Twitter? Sinceramente, a mi no deja de sorprenderme. Sobretodo por el uso tan heterogéneo que se le da al microblogging, quizás en eso resida su encanto, quizás en eso se encuentre su talón de Aquiles. Quien sabe. Aquí hay terreno. Los “trineros” se han duplicado en 2010 y, posiblemente, ya  estemos cercanos a los 200 millones de usuarios en Twitter, los cuales, casi como posesos, han generado más de 25.000 millones de trinos en esta red. Impresionante. ¿Como hemos podido estar tan callados tantos siglos? Y es que, ya hay muchos que sienten un vacío en el estómago cuando se les ha ido el día sin haber twiteado, y buscan histéricos algo que retwitear, lo que sea, que si no luego uno pasa una mala noche.
Y es que llevar Internet en el bolsillo ha sido decisivo, para Twitter más, por la línea fraternal con el SMS, se entiende. De esta forma, con un smartphone ya no hay momento del día en el que no puedas aprovechar para pegarte un trino, cualquiera vale, que de momento no está prohibido. Momentos twitter: una disertación aburrida de tu jefe en una reunión, esos tramos kilométricos de spots televisivos (adiós al zapping), en la cama antes de dormir, mientras esperas a tus hijos en la salida del colegio, incluso en los momentos de sentadilla WC, cualquier instante nos sirve para estar enganchados.
Hay quien va más allá y pone a las redes sociales en el epicentro de la política actual, y justifica el reguero de pólvora que hoy recorre los países del arco mediterráneo, donde la gente de países, hasta ahora en silencioso sometimiento, reaccionan tomando las calles y difundiendo minuto a minuto lo que allí sucede, haciendo bypass a los medios, a los observadores y a cualquiera que se tercie. Resulta difícil ahora ocultar o transformar la realidad si la red de redes, es capaz de hacer llegar un mensaje, de un individuo provisto de un móvil en conexión, a cualquier rincón del planeta.
Ha llegado el ciberactivismo, (¡vaya! mi corrector gramatical no reconoce esta palabra, pues nada, se la hago aprender que creo que no será la única vez que la escriba)  y aún no sabemos esto hasta donde puede llegar. Mientras muchos siguen en su FB dándose cariños, publicando fotos de sus experiencias, eventos y demás, otros tantos están allí como en Twitter denunciando, clamando, organizando, actuando, en pro de una causa. Hilos conductores que parecen activar los ideales, esa parte narcotizada de nuestra mente que, en muchas ocasiones, resulta esencial para darle un sentido a la vida.
Nada es como antes. Las redes sociales son pulsátiles. Ahora te imponen una nueva ley y el gobernante sabe como la reciben los ciudadanos, antes incluso de que entre en vigor. Esto podría ser muy provechoso, esto y muchas más cosas buenas que tienen las redes sociales. El problema es verlas como una amenaza, ya que, la experiencia nos dice que, cuando algo pasa a esta clasificación, se producen estrategias orientadas a conseguir uno de dos objetivos posible: acabar con la amenaza o tenerla bajo control y usarla en su propio beneficio.
Es cierto que si no fuera por la capacidad de anonimato que Internet admite, es muy posible que la libre expresión y todo lo que ella ha originado, habría quedado menguada notablemente. Es cierto. Pero también lo es, que seguimos sin tener ninguna garantía de saber quien está ahí detrás, si es quien dice ser y si hace lo que aparenta hacer.

ASTROTURFING: el poder del lado oscuro
Recientemente me he topado con un término que desconocía: “astroturfing”. Al parecer, en 1985 un senador de los EEUU realizó este juego de palabras, al unir las que componen “césped artificial” utilizándola para referirse a unas prácticas subterfugias de apariencia atractiva y escaso arraigo. Y es ahí que George Mombiot, respetado columnista de The Guardian, publicaba en su blogLa necesidad de proteger Internet del “astroturfing” nunca ha sido más urgente”. Merece la pena leerlo.
(agrandar para leer bien)
En síntesis, el autor cuestiona la facilidad del uso perverso de las redes sociales, por el que gobiernos y compañías pueden engañarte haciéndote creer que multitudes apoyan o rechazan una causa interesada a base de falsear audiencia. Ejércitos de usuarios falsos o comprados. Terreno abonado para intereses enfrentados entre estos y el público en general. Adicionalmente nos introduce en software especializado en crear personas ficticias, con su email, su blog, su web, su perfil y demás, realimentándose de forma automática para dar sensación de actividad real. El software de la US Air Force no tiene desperdicio.
¿Tendencioso? ¿Objetivo? Para mi ha puesto otro ladrillo en el muro. Pero es que resulta tan creíble, igual de creíble que las teorías de la conspiración, de las estrategias de gobiernos basadas en aquel “si quiero hacer algo que me interesa a mi, tengo que conseguir que el pueblo me lo pida”, y que nos conduce, de nuevo, al corto, estrecho y lóbrego camino de la desconfianza absoluta. Nada es lo que parece. Nadie es quien dice ser.
Quizás la óptica no sea la correcta. Quizás deberíamos mirar la conducta regida por la búsqueda obsesiva del máximo beneficio. Con que facilidad acabó Jesús con la tesitura del lapidamiento de María Magdalena: “Quién esté libre de culpas que tire la primera piedra”. A ver, ¿quien no ha querido engañar alguna vez al algoritmo de Google para posicionar su negocio en la primera página de búsquedas? Yo el primero. Ya, ya, seguimos en ello, nos va la marcha. No hay duda.
¿Quienes practican el marketing “viral” en las redes sociales? El que sabe o el que puede ¿no? Y ¿no son estas prácticas, bendecidas y animadas por los nuevos gurús de la Social Media, ciertamente sibilinas? Bueno, bueno, no vamos a rasgarnos las vestiduras a estas alturas, cuando venimos de estudios sesudos del comportamiento humano y sabemos donde ubicar los productos en las góndolas, el código de colores, los fotogramas incrustados dirigidos al subconsciente, y un larguísimo etcétera donde la venta manda por encima de todo.
En internet, y ahora aún más en las redes sociales, llamarse “John Smith” o “Juan Martínez” es una tremenda ventaja. Suponiendo, claro está, que sea verdad ¿no? A ver si no, con que tranquilidad se vierten opiniones en foros y blogs con estos nombres, y si además lo hace desde un locutorio, pues eso, que le busquen. Distinto es llamarse Arnold Schwarzenegger ¿verdad? Vamos que si tiramos por ahí acabamos teniendo un número ID en la red como en la Seguridad Social. El mundo no es aún tan bueno como para admitir una cosa así, y mientras no lo sea sería como acabar con la libertad en la red.
¿Habría tantos millones de usuarios en las redes sociales si estuvieran obligados a poner una foto real suya, a indicar exactamente su nombre y su localización? Seguro que no. Algo incomprensible para el que tiene la vida solucionada, para todos los que pueden expresar libremente su opinión sin que ello le pueda afectar en su trabajo o en su vida cotidiana. Admiro profundamente a Arturo Perez-Reverte, pero creo que posiblemente si no fuera un escritor consagrado exento de preocupación económica personal, si hoy fuera uno más y tuviera una ocupación dependiente, posiblemente nos habríamos perdido mucho de todo lo bueno que es capaz de transmitir. Pensemos y creamos que, como Arturo, hay mucha gente ahí fuera que nos hace llegar reflexiones y opiniones que, sin ese anonimato, nunca las podríamos recibir. También el anonimato tiene mucho valor. 
No cabe duda que 2011 va a ser un año muy interesante, a pesar de la crisis, y que además nos va a permitir otear un horizonte posible para las redes sociales que, igual, no tiene mucho que ver con la forma como ahora las usamos. Mientras tanto, engánchate a las redes, pero con mesura. La vida que tenemos está ahí fuera, se vive y se respira, lo demás son bits, ceros y unos que recorren desbocados y de forma invisible este planeta azul. Transformar el futuro es obligado.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Facebook ¿Quo Vadis?

Con mayor o menor acierto en la puesta en escena de la película La Red Social, la paradoja se produce por el arrebato de un estudiante de Harvard que tiene profundos problemas a la hora de relacionarse socialmente, generando, precisamente, la que hoy se le define como la madre de todas las redes sociales: Facebook.

Que el ser humano es, en esencia, un animal social, es algo conocido. Que la disponibilidad de una plataforma de relación, haya producido la pertenencia de más de 500 millones de personas en un tiempo récord, sigue sorprendiendo a propios y a extraños; y que las redes sociales estén cambiando la forma que usamos las tecnologías de la información y, específicamente, Internet, es algo que vamos asimilando sin darnos cuenta de ello.
Lo que se inició como un entorno virtual, donde las personas se relacionaban entre sí, donde compartir intereses en modo individuo - grupo y, arrastrar con ello todos los elementos multimedia (fotos, grabaciones de audio, vídeos, imágenes,...) personales, parecía que había definido un espacio, suficientemente atractivo para el disfrute del original sentido del ser de una red social: las relaciones entre personas. De igual a igual, sin fronteras: global.
Cuatro meses antes de aquella pájara que le dio a Mark Zuckerberg, allá por octubre de 2003, y con varios años de desarrollo previo, se desplegaba Second Life, un entorno virtual en línea 3D donde los usuarios configuran su personaje (avatar) y además de jugar con el muñeco, pueden relacionarse con otras personas e intentar replicar una vida binaria comprando bienes, haciendo negocios, practicando sexo y todo lo que pueda permitir un escenario que recuerda a la serie de juegos “Los Sims”.


En Noviembre de 2010, hay más de 21 millones de usuarios en Second Life, mucho o poco, dependiendo con que lo comparemos. SL sigue siendo un lugar donde los requerimientos de recursos producidos por su diseño mantiene cierta afección al ancho de banda, así como que el fenómeno Facebook, ha tenido que afectarle en su crecimiento. ¿Que sentido tiene ahora que grandes compañías monten eventos virtuales en Second Life para, por ejemplo, captar curriculums, cuando hay otros lugares, mucho más fáciles de gestionar con millones de usuarios más?
Para obtener una visión sobre posibles caminos a seguir por parte de las Redes Sociales, parece adecuado echar un vistazo al origen, y posiblemente a periodos donde aún el concepto de web 1.0 ni siquiera se había parido... Hay que buscar en los inicios de los 80’s, donde Compuserve ofrecía servicios muy orientados a los que tenemos ahora, eso si, sujetos a las limitaciones de las redes y al equipamiento del usuario final.

Y es que, si no lo remediamos, podemos llegar al "todo vale" con tal de generar negocio, y lo que en su nacimiento era un ámbito de relaciones basado en el concepto de “amigos”, va camino de transformarse, a una velocidad fulgurante, en el entorno cibernético de cualquier acción/transacción entre los seres humanos.

Hace ya tiempo que sucedió algo en Facebook que todos conocemos: las empresas están aquí, como uno más. Ahora, cabe preguntarse, si terminará gustando que las personas físicas convivan con las personas jurídicas en lo que, hasta entonces, era un entorno de relación “personal”.

Una escena bastante familiar, que se suele presentar, en las terrazas de verano, en los bares y chiringuitos playeros, es la de recibir en tu mesa un flujo de personas que te ofrecen relojes, gafas de sol, dvd’s, figuritas, abalorios, y que, han percibido, con el transcurrir de la práctica, la conveniencia de obedecer al menor signo negativo, para seguir su camino sin provocar molestias excesivas. Sin embargo, no podemos decir lo mismo de cierta oferta musical, que se produce exactamente en los mismos lugares, y que, salvo destacadas y apreciadas dotes artísticas, suele ocurrir que estés deseando que se marchen de una vez para poder rescatar el momento que compartías con los que te acompañan, antes de la llegada del "ambiente" no demandado.

El símil puede valer para esa publicidad en modo anuncio, aceptada con mayor o menor agrado pero que, dada la gratuidad que una plataforma como Facebook te ofrece, entiendes que hay que aceptar, porque alguna forma de financiación debe tener el invento de Mark. Ahora habrá que ver, con la transformación a la que se está sometiendo Facebook, si seremos capaces de aguantar que nos toquen melodías en procesos de comercialización no deseados, porque podría pasar que no tuviéramos otra opción que tener que escucharla completamente, para poder continuar haciendo lo que nos ocupaba en aquel momento. Y posiblemente la melodía surja de alguno de nuestra lista de amigos.
Y es que, en el B2B, su propia naturaleza simbiótica hace que cualquier acción esté enfocada a la realización de negocio entre las partes. Pero, en el caso del B2C, el consumidor, normalmente, no basa su existencia en la realización de un negocio con la empresa que le vende un producto. Casos de C2B, modelo inverso, también existen, pero ninguno de ellos son de aplicación directa a las relaciones individuales,salvo, como es lógico, el C2C.
¿Hacia donde vamos con las Redes Sociales? ¿Hacia donde nos quieran llevar los nuevos magos del Marketing, de la Publicidad o de las Relaciones Públicas 2.0? Ellos son los que han cogido el timón, eso si, en las sombras. Sería muy complejo aproximar una cifra de ganancias que esta nueva especie atesora desde hace menos de un lustro, pero son los reyes del mambo y, sin duda, han tomado el barco, y lo llevan empujados por el motor más potente que existe, el de todos los que ven oportunidad de negocio allá donde más de un potencial cliente pueda estar, y si son más de 500 millones,...., pues eso.
Si a ello, le unimos que la propulsión de este motor es el software, con todo lo que aguanta el código, pronto estaremos inmersos en campañas de marketing viral, basadas en herramientas de dudosa transparencia, con denominaciones tales como crawlers, spiders, ants o scutters. Sin obviar que la capacidad actual de manejar, gestionar y analizar grandes volúmenes de datos, así como la de aplicar inteligencia artificial y producir tomas de decisiones, las tenemos ya, incluso, en nuestros propios dispositivos móviles.

Fomentemos prácticas de negocio responsables, éticas y de juego limpio, y hagamos que estas se produzcan en entornos naturales para la comercialización, porque, antes de ser empresa, somos personas, y como tales valoramos la ausencia de manipulación y la libertad de nuestros procesos mentales individuales a la hora de adquirir bienes y servicios. Si queremos B2B ahí está LikkedIn o Xing, por poner ejemplos. Si queremos B2C generemos entornos sociales que mejoren las experiencias fallidas de los eMalls, shopping centers y demás. Y si intentamos meterlos en la casa de uno, al menos demos la oportunidad de abrir o no la puerta después de mirar por la mirilla.
Seguro que Mark está encantado de que su Facebook se transforme en el marketplace del mundo mundial, pero antes, quizás, debería pulsar a los miembros originales de esta comunidad global, los individuos, las personas. Curiosamente, su principal activo.

domingo, 3 de octubre de 2010

¿Dónde hay que estar en las Redes Sociales?

Un interrogante de lo más periodístico, y que se suele plantear siempre cuando el tema a tratar son las Redes Sociales. Una pregunta que alguna vez nos hemos hecho todos e, incluso, una duda que surge de forma colateral, sobre si estamos en las que deberíamos estar.
Y es que, a la profusión de redes sociales hay que añadirle el fenómeno de dispersión tan propio de Internet; seguro que hay una red social por ahí en la que nuestra membresía podría resultar, incluso, esencial para esa comunidad o para uno mismo; pero, como vamos a ver, estamos simplemente replicando el mundo de los átomos en el mundo de los bits.


Apartando de inicio el fenómeno Twitter y su modelo de microblogging, y centrándonos por una vez en la situación actual en España, parece que “todos” estamos en Facebook desde una perspectiva más personal, que en lo profesional nos dividimos, o nos duplicamos en LinkedIn y en Xing, que los jóvenes tienen su entorno en Tuenti y en Badoo, que estos y algo más mayores se están incorporando en Taringa, y que todo aquel que tiene algo que mostrar al mundo está en MySpace.
Al conjunto de Redes Sociales horizontales tenemos que añadirles las especializadas, las Redes Sociales verticales, y en este ámbito también las públicas y las privadas. Y es que allá donde un grupo de personas compartan un interés común brotará una red social. En esta época, es lo suyo.
Nuestra forma tradicional de relacionarnos como seres humanos, intenta seguir las mismas pautas en el mundo virtual, por eso no debería llamarnos la atención si son pocos o muchos los sitios donde hay que estar... lo ideal sería lograr que en el mundo virtual estemos donde libremente queramos estar, algo que no ocurre siempre en la realidad física social que nos hemos construido.
Pensemos en los Círculos de Relación que han ido surgiendo de forma natural alrededor nuestra, como individuos socialmente activos, desde que empezamos a relacionarnos con los demás. Cada círculo está compuesto por un conjunto de personas agrupadas de acuerdo con la tipología de la relación que mantienen con nosotros.
Para ser coherentes con esta realidad que hemos construido, debemos olvidarnos por un momento y eliminar la existencia de Internet; tampoco hace tanto tiempo que nuestros hábitos se han visto afectados por la red de redes, así que no nos será muy difícil ubicarnos en un momento temporal A.I. (Antes de Internet).
En el esquema siguiente, hemos ubicado nuestros círculos de relación alrededor de nuestro propio yo, y en dependencia del nivel de confianza que otorgamos al grupo como tal y la frecuencia (nivel de interacción) con la que nos relacionamos con ellos.

Se trata de un ejemplo genérico de aplicación al concepto grupal, aplicando el factor de pertenencia en modo simple, es decir, el hecho de ser un amigo de mi amigo le permite obtener ya algo de confianza por mi parte, el hecho de trabajar en la misma empresa, de practicar junto conmigo el mismo deporte, etc. (Mayor/menos confianza media de grupo).
Merece una muy especial atención el Círculo de Influenciadores, como aquellas personas que no conocemos prácticamente de nada y que, por alguna razón, le otorgamos un nivel de confianza extremo (políticos, periodistas, famosos, etc.), pero esto es objeto de otro estudio en el ámbito de la Social Media.
En cualquier caso, las circunstancias personales de cada uno son las que mandan, y, precisamente por ello, si tu construyeras este mapa de Círculos de Relación, lo más natural será que las ubicaciones de los mismos sean diferentes a las del ejemplo.
Manteniéndonos aún en la era A.I.(aún no existe Internet), observemos también los Círculos de Realización, como comunidad de personas agrupadas por el tipo de realización individual que se produce en el conjunto. En este caso, y a diferencia de los Círculos de Relación, cada círculo ha surgido de forma regulada por el sistema social establecido, en el ámbito de lo que se suele llamar un país desarrollado. 


La dinámica de la realización de un individuo en los conjuntos anteriores, se produce en la forma en que se relaciona con el resto de los elementos de cada círculo, así como que las interacciones se efectúan de la misma manera que en los Círculos de Relación. Sin embargo, la pertenencia a los Círculos de Realización se produce, en muchos casos, de forma independiente al deseo personal del individuo, si lo que se persigue es desarrollarse socialmente.
Esta visión nos permite observar alrededor de 30 círculos distintos para una persona socialmente activa en la vida real, sin la presencia de Internet, en los que actúa de forma muy diversa y para los que tiene capacidad de prestar su atención. Si hiciéramos de cada uno de ellos una Red Social, ¿estaríamos en más redes de las que estamos actualmente?



lunes, 26 de julio de 2010

Redes Sociales ¿Profusión y Dispersión?

Mientras Facebook sigue creciendo y superando ya los 500 millones de usuarios, así como Twitter pasó hace unos meses de los 100 millones, otras muchas redes sociales, mantienen cotas de crecimiento nada despreciables, como LinkedIn que anunció la semana pasada que habían superado la cifra de 1 millón de españoles en su red social, el 0,2% del total actual de esta red.
Dando un vistazo al ranking que eBizMBA presenta a 01/07/2010, realizado a partir del tráfico que se produce en cada sitio web, a nivel global (Alexa) y de USA (Compete y Quantcast), podemos comprobar la actividad febril que está sucediendo en el mundo virtual que estamos creando entre todos.


Ranking de Redes Sociales 01.07.10
Visitantes Unicos al mes
250.000.000
2
2 
2
2
122,000,000
16
16 
17 
80,500,000
27
31 
11 
50,000,000
47
61 
50 
42,000,000
143
180 
120 
30,000,000
225
382 
151 
29,000,000
228
425*
27,000,000
479
12,000,000
617
8,000,000
635
7,000,000
655
6,000,000
865
5,000,000
955
4,800,000
1,097
4,600,000
1,136
4,500,000
1,303
4,400,000
1,329
4,350,000
1,334
4,000,000
1,952
3,000,000
2,866


El estimado de Visitantes Únicos corresponde con accesos individuales, es decir, si un mismo usuario se hubiera conectado 100 veces en un mes, contabiliza como un solo visitante, lo cual nos da una idea del número de usuarios activos, siempre inferior al número total de miembros de cada red social.
He de confesar que, a partir del quinto puesto del ranking, reconozco no más de tres redes sociales, siendo el resto totalmente desconocidas para mí, así como que, detrás de estas 20 primeras hay millares , y que, en este ranking no aparece QQ, la red social china más importante con un número de miembros equiparable al de Facebook, o V Kontakte, la principal red social rusa que también se codea con Facebook en cifras voluminosas. Las previsiones apuntan a que el mayor crecimiento se realizará en Asia en los próximos años.
Y como no podía ser de otra forma, la compañia Google, que hace tiempo pasó al lado oscuro de la fuerza, está dejando caer su intención de lanzar Google Me, la que espera sea la madre de todas las redes sociales... ¿que estará pasando por las mentes estrategas de Microsoft que ven como el imperio virtual, “su” imperio, cambia de manos con tanta celeridad? Seguro que pronto también nos sorprenderán...
Sin embargo, la profusión se produce de forma natural, y el modelo que nos ha dejado el software libre permite y promueve la espiral de mejora continua, construyendo sobre lo que otros construyeron, que a su vez hicieron lo propio anteriormente. Al menos, este escenario aporta la tranquilidad de poder escapar, en tiempo record, de las garras de cualquiera de las compañías que se pasan al lado oscuro, cegadas por la ambición desmesurada y el afán de poder. Primero fue Microsoft, luego ha sido Google, y ahora es el turno de Facebook... ¿le pasará mañana aTwitter?
Hace 3 años le pregunté a un conferenciante de la compañía del Windows respecto a la profusión y la dispersión, su respuesta fue categórica, “nos permitirá ser selectivos”, claro, es una sentencia racional en un modo de pensamiento individualizado, de yo-a-mi, casualmente el modelo opuesto al que preconiza la era social media, que es de mi-a-todos.
Han pasado ya esos 3 años desde aquello, toda una vida en esto de las redes sociales, y si Facebook es lo que hoy es, no lo está siendo por criterios selectivos por parte de los usuarios, para nada, su crecimiento procede de 2 razones muy diferentes: el efecto “hay que estar”, porque ha llegado a un número de miembros tal, que si uno no se crea una cuenta en Facebook parece que no existe; y también por un efecto colateral de su tamaño, el de una comunidad de más de dos millones de desarrolladores que no paran de generar aplicaciones alrededor de la criatura.
Puedo confirmar que existen plataformas de redes sociales mucho mejor diseñadas que Facebook, y que aportan bastante más valor que ésta, pero que, en cualquier caso, con Facebook se cumple el dicho de que “el que da primero da 2 veces”.
Antes de preguntarle cosas al oráculo Google, existía Altavista, se esfumó. Antes, para viajar por la red nos montábamos en el Navigator de Netscape, con la llegada del iExplorer también se esfumó. Hoy el puerto está lleno de barcos para navegar, Firefox, Safari, Chrome,... ¿Selectivos? Sinceramente he usado todos y los valores diferenciales son escasos... quizás el líder de la comunicación social media del futuro aún no haya hecho su aparición. 
En lo que se refiere a la dispersión, creo que es un tema a tratar de forma específica, ya que si establecemos un marco comparativo con la vida real, nos daremos cuenta de que no resulta tan diferente con nuestra realidad cotidiana y nuestras relaciones con los demás seres humanos. Hay que analizarlo.